Al PP le puede perjudicar gravemente el incumplimiento de su programa teniendo mayoría absoluta en el Parlamento. ¿Para qué sirven las promesas? ¿Para olvidarlas una vez conseguido el objetivo por el que fueron hechas? Comprendo que puedan haber divisiones dentro del propio partido, pero estas posibles divergencias se tienen que saldar antes de incluirlas en el programa. Y una vez incluídas se tienen que asumir, aunque la opinión pública cambie de opinión. Porque los que nos hemos fiado de las promesas tenemos derecho a que, pudiendo, se cumplan.
La defensa de la vida humana, desde la concepción hasta el fallecimiento por causas naturales, es un valor humano indiscutible en una sociedad sana. Esto no es una opinión personal, sino una buena disposición de todos los humanos que la doctrina cristiana la toma como base de una vida coherente: amar al prójimo como a sí mismo.
Aunque el egoísmo personal nos incline a buscar el beneficio propio olvidándonos de los derechos de los demás, al final, todo el mundo acepta que es más grato dar que recibir, prestar desinteresadamente un servicio que cobrarlo sin haberlo hecho. Y las propias deficiencias pueden impulsar al prójimo a que nos ayude a superarlas. Y a la inversa.
Luis Corell Ruiz