
Los habitantes de la isla Utopía de Tomás Moro limitaban el uso del oro y la plata “para hacer las vasijas destinadas a los usos más sórdidos y aún los orinales”
Nuccio Ordine refleja en su erudito manifiesto sobre la utilidad de lo inútil muchos más ejemplos del carácter inane de la materialidad, censurando su primacía y el abandono de las humanidades o de otros saberes y valores connaturales al hombre.
Pese a tratarse de un viejo asunto, el triunfo del dinero frente a todo los demás alcanza cotas insospechadas, al hilo de la acusada decadencia de la educación moral en nuestras sociedades. El cura y el médico han cedido su rol en el mundo rural al director del banco y al rico del pueblo. El afán por adquirir riquezas a cualquier precio desplaza hoy cualquier anhelo por acumular sabiduría, razón o bondad, produciendo legiones de ciudadanos acaparadores, neuróticos e infelices.
Defender el utilitarismo pasa por reconocer su necesario equilibrio con otros factores esenciales para la persona. Aplicarse a fondo en la búsqueda del sustento e incluso del mayor bienestar material posible a través de métodos apropiados no puede ser contradictorio con ningún mandato moral, sino justo lo contrario. Preguntado Milton Friedman en una de sus primeras visitas a España por la función social de la empresa contestó que pasaba por tratar de conseguir el mayor éxito económico para que sus dueños pudieran destinar esas ganancias a aquellas iniciativas que estimasen más convenientes, incluidas las de beneficencia.
Jesús Domingo Martínez